La fiebre en el tratamiento del cáncer

Desde principios del siglo pasado se han venido recogiendo evidencias del posible papel terapéutico de la fiebre en el tratamiento del cáncer. Algunos de los estudios que se han hecho sobre las llamadas "remisiones espontáneas" apuntan a esta respuesta del organismo como la causante de la desaparición de tumores en muchos casos. Se ha venido hablando de la baja tolerancia de las células malignas a las altas temperaturas y desarrollándose métodos y procedimientos que se basan en este fenómeno como el de William Coley, o la hipertermia, que hemos comentado en otra entrada de este blog.

El caso de las toxinas de Coley es uno de los más comentados en este tema, aunque es difícil discernir si la destrucción de las células malignas se debe a la acción de la temperatura y los procesos bioquímicos y celulares asociados a ella o al ataque del sistema inmunológico a las células malignas que puedan estar infectadas de determinado microorganismo patógeno, como las bacterias que utilizaba Coley.

El método de este médico norteamericano estuvo usándose hasta los años 50 del pasado siglo, con relativa aprobación y permiso para la producción y comercialización de las Toxinas, hasta que fue severamente criticado y descalificado pasando a formar parte de otro de los expedientes de conspiración contra los tratamientos alternativos del cáncer.

Ya que dedicaremos toda una entrada William Coley y su método, aquí solo queríamos mencionarlo como uno de los exponentes que han aportado a este debate sobre las potencialidades de la fiebre en el tratamiento del cáncer.

Algunos investigadores defienden el papel de la fiebre en sí misma como respuesta global del organismo, y no la reducen a la elevación de la temperatura como ocurre con la hipertermia como procedimiento. Destacan la importancia de una serie de efectos en cadena a nivel de los procesos celulares que pueden ser los fundamentales en la destrucción de las células malignas, dentro de los cuales los mecanismos del sistema inmunológico tienen un lugar principal.

En un interesante artículo publicado por John Naish en MailOnline y titula "Can a fever cure cancer?" señala varios casos de remisiones espontáneas tras infecciones con fiebres altas y remite al trabajo de algunos médicos e investigadores que sugieren la inducción de fiebres controladas como parte del tratamiento del cáncer, incluso dentro de los protocolos convencionales.